Gaia. 13 de Noviembre de 1720.
Carta de Saeral por el vigésimo primer día del nombre.
"Cuenta la leyenda que en ciertos parajes del norte de HespeLlión habitaban hermosas criaturas, pero muy difíciles de avistar. Cuando en la larga y oscura noche del invierno, el viajero se sentía perdido esa criatura hacia aparecer fuegos fatuos que guiasen en su camino. A veces durante el mes de mayo, se le oía tararear una canción y al sonido de la melodía las flores se abrían, mostrando hermosos colores: amarillo, azul, rojo, violeta, añil, rosa.... como una nebulosa se llenaban de color sus pétalos, decorando así amplios campos… Desprendían una fragancia que endulzaba lo más agrio, y en su abrir miles de mariposas por el día emergían y por la noche un montón de luciérnagas iluminaban los parajes... que criatura más misteriosa, alegraba el corazón del más triste. Junto a ella todo el mundo era feliz.
Esas criaturas poco a poco se fueron haciendo menos comunes y solo los más sabios podían encontrarlas. En la actualidad se sabe que se esconde dentro de los corazones más puros del planeta.
De vez en cuando se puede ver resurgir esa criatura cuando cuida de las plantas que le rodean, cuando crea ciencia de las mismas, cuando hace viajes en otras dimensiones trayendo recuerdos que guían al resto, desarrollando obras de artes que llegan al corazón…
No sé mucho de estas criaturas, solo que las denominan _Dídac Yaʿqob_ ".
martes, 14 de noviembre de 2017
miércoles, 13 de septiembre de 2017
Gaia. 25 de Julio de 1720.
Es algo inexplicable con palabras. Siento que todo este tiempo ha sido una preparación, un camino, una ruta a seguir para algo que acaba de comenzar. Ni siquiera me es posible saber cuándo empezó exactamente. Es algo intangible en cuanto a términos temporales. Una vez que las etapas llegan a su fin simplemente sabes para que sirvió. Aveces las épocas se mezclan, bailan, se enredan y es el caos para indentificarlas. Solo el tiempo puede ordenarlo.
Siento que lo de hoy ha sido un inicio para mi a una escala inimaginable, englobando unos términos que no puedo describir.
Según bajaba a lo desconocido, a lo oscuro, mi razón arañaba las entrañas de mi mente, viendo mermado su control se intentaba aferrar. Despues el lugar de la calma. Un lugar al que siento como mi hogar. Los tablones viejos de madera, las enormes vigas negras sobre mi cabeza, las pareces de barro tan gruesas como la misma puerta. El sonido chirriante del hierro de las contraventanas.
Un sitio capaz de sanar hasta el más profundo de los males. Siento una conexión con ese lugar que trasciende toda palabra y toda comprensión. Cuando mi razón pudo curarse en ese lugar, dejó paso a nuestro ser. Primero una araña con líneas azul profundo. Después el mar se hizo cielo, y las olas eras las nubes. Arriba se hizo abajo y el tiempo simplemente no podía existir.
Entonces llegó. Mi cuerpo perdió todo límite, dejé de notar el lecho, solo era crecer y crecer, siempre más.
Lo veo como una congregación, un reencuentro. Muchos y diferentes, todos juntos y todos uno, sin límites ni cuerpos ni ataduras. Una sensación de unidad imposible de describir. Todos pudimos aportar, todos pudimos comprender un poco más y nos conectamos de alguna manera. De alguna forma que siempre estuvo ahí, y que poco a poco se hará más fuerte.
Recuerdo los últimos rescoldos del miedo, la duda y la perenne presencia del maldito ego. Ni siquiera conozco los idiomas, extraños exóticos, cantarines. Nuestro único lenguaje son los sentimientos y los vivimos multiplicados por mil.
Veo los rostros, el reconocer a la persona pero ni siquiera poder describir su aspecto. No reconocemos las caras si no las energías que nos aportan. Vi dos pilares fundamentales que me dan la pieza del rompecabezas que nunca era capaz de encontrar.
Aún noto por el cuerpo el cosquilleo final, la calidez, la cercanía.
Se que tengo muchas respuestas a lo que necesito, se que otras muchas encajaran con el tiempo.
Es algo inexplicable con palabras. Siento que todo este tiempo ha sido una preparación, un camino, una ruta a seguir para algo que acaba de comenzar. Ni siquiera me es posible saber cuándo empezó exactamente. Es algo intangible en cuanto a términos temporales. Una vez que las etapas llegan a su fin simplemente sabes para que sirvió. Aveces las épocas se mezclan, bailan, se enredan y es el caos para indentificarlas. Solo el tiempo puede ordenarlo.
Siento que lo de hoy ha sido un inicio para mi a una escala inimaginable, englobando unos términos que no puedo describir.
Según bajaba a lo desconocido, a lo oscuro, mi razón arañaba las entrañas de mi mente, viendo mermado su control se intentaba aferrar. Despues el lugar de la calma. Un lugar al que siento como mi hogar. Los tablones viejos de madera, las enormes vigas negras sobre mi cabeza, las pareces de barro tan gruesas como la misma puerta. El sonido chirriante del hierro de las contraventanas.
Un sitio capaz de sanar hasta el más profundo de los males. Siento una conexión con ese lugar que trasciende toda palabra y toda comprensión. Cuando mi razón pudo curarse en ese lugar, dejó paso a nuestro ser. Primero una araña con líneas azul profundo. Después el mar se hizo cielo, y las olas eras las nubes. Arriba se hizo abajo y el tiempo simplemente no podía existir.
Entonces llegó. Mi cuerpo perdió todo límite, dejé de notar el lecho, solo era crecer y crecer, siempre más.
Lo veo como una congregación, un reencuentro. Muchos y diferentes, todos juntos y todos uno, sin límites ni cuerpos ni ataduras. Una sensación de unidad imposible de describir. Todos pudimos aportar, todos pudimos comprender un poco más y nos conectamos de alguna manera. De alguna forma que siempre estuvo ahí, y que poco a poco se hará más fuerte.
Recuerdo los últimos rescoldos del miedo, la duda y la perenne presencia del maldito ego. Ni siquiera conozco los idiomas, extraños exóticos, cantarines. Nuestro único lenguaje son los sentimientos y los vivimos multiplicados por mil.
Veo los rostros, el reconocer a la persona pero ni siquiera poder describir su aspecto. No reconocemos las caras si no las energías que nos aportan. Vi dos pilares fundamentales que me dan la pieza del rompecabezas que nunca era capaz de encontrar.
Aún noto por el cuerpo el cosquilleo final, la calidez, la cercanía.
Se que tengo muchas respuestas a lo que necesito, se que otras muchas encajaran con el tiempo.
miércoles, 6 de septiembre de 2017
Gaia. 2 del mes Sol de 1720.
Ayer recordé esa noche. Tal vez los paseos por mi tierra o el frío inusual del verano.
Esa noche fría como ayer, despejada, con viento. Recuerdo su largo cabello leonés recogido, sus ojos castaños brillantes. Su aura. Una de esas auras sanadoras, con afán de aprender, aventurera y terriblemente curiosa.
Nos colamos en el Palacio, de esos que solo puedes usar si posees una buena cantidad de dinero, de los más espectaculares que quedaban en la ciudad. Sus muros mostraban su gloria pasada, al igual las batallas habían dejado muescas en cada piedra. Entramos por un patio poco transitado, empezó como una broma y sinceramente acabó de la misma manera.
Puedo verlo claramente los pasillos de madera poco iluminados, las ventanas a un patio interior empedrado, por detrás de él se podía ver la torre más alta del palacio levemente iluminada, aún así imponente frente a la oscuridad de la noche.
Las habitaciones llenas de tapices y alfombras, muebles gastados y la habitación de la Urraca. Todo medio vacío y solo con un atisbo de lo que fue.
Aún así vimos lo que tuvimos que ver, quedará para siempre en mi recuerdo. Y mi querida Shara, nerviosa como yo, emocionada como yo, feliz como yo. Siento que la conozco desde hace mucho, muchísimo tiempo. Tal vez demasiados tiempos. Solo somos dos almas jugando a encontrarse mutuamente, teniendo pequeñas apariciones cuando más nos necesitamos. Aveces los sueños parecen muy reales.
Ayer recordé esa noche. Tal vez los paseos por mi tierra o el frío inusual del verano.
Esa noche fría como ayer, despejada, con viento. Recuerdo su largo cabello leonés recogido, sus ojos castaños brillantes. Su aura. Una de esas auras sanadoras, con afán de aprender, aventurera y terriblemente curiosa.
Nos colamos en el Palacio, de esos que solo puedes usar si posees una buena cantidad de dinero, de los más espectaculares que quedaban en la ciudad. Sus muros mostraban su gloria pasada, al igual las batallas habían dejado muescas en cada piedra. Entramos por un patio poco transitado, empezó como una broma y sinceramente acabó de la misma manera.
Puedo verlo claramente los pasillos de madera poco iluminados, las ventanas a un patio interior empedrado, por detrás de él se podía ver la torre más alta del palacio levemente iluminada, aún así imponente frente a la oscuridad de la noche.
Las habitaciones llenas de tapices y alfombras, muebles gastados y la habitación de la Urraca. Todo medio vacío y solo con un atisbo de lo que fue.
Aún así vimos lo que tuvimos que ver, quedará para siempre en mi recuerdo. Y mi querida Shara, nerviosa como yo, emocionada como yo, feliz como yo. Siento que la conozco desde hace mucho, muchísimo tiempo. Tal vez demasiados tiempos. Solo somos dos almas jugando a encontrarse mutuamente, teniendo pequeñas apariciones cuando más nos necesitamos. Aveces los sueños parecen muy reales.
domingo, 3 de septiembre de 2017
Gaia. 18 de Junio de 1720.
Ro:
Cómo te describiría está escena. Esta sensación. El calor que me arde dentro y el frío que hiela el exterior.
Cómo podría describirte esta bóveda celeste de verano, este bailoteo intenso y el tintinear sobre mi. Creo escuchar una cancion., Acompañada del susurro del crugir de la madera y contraventanas, un tanto chirriante.
Las palabras se quedan cortas ante momentos así. La inmensidad resulta abrumadora al igual que está sensación de soledad cuando pienso que no estás cerca.
"¿Por que las palabras se nos atascan en la garganta cuando más las necesitamos?"
Mis deambulación es me llevan a este mismo lugar. Esta habitación, en esta misma casa, las causas de mis mayores preguntas y más placenteros sueños.
Una tarde de frío invernal. Rodeados únicamente por nuestro aura, nuestro mismo calor. El día que se grabó a fuego en mi memoria. Los recuerdos se asemejan al cristal, con temor a mirarlos por si quiebran. Uno de los momentos que deseo recordar en cada vida futura. Son muestra pura de lo que vinimos a hacer en esta realidad, estos cuerpos tan densos y pesados, tan cargados de todo. Tan rencorosos como olvidadizos.
Todo se borró durante un breve instante, ni miedos, ni juicios, ni condiciones.
Todo me lleva a preguntarme si lo que sentía surgió o ya estaba ahí. Algún remanente de otra existencia. ¿Por que creo entenderlo aún menos cuánto más lo pienso? Esa parte en negro que se niega a ver la luz.
Las estrellas avanzan. El vacío y las siluetas lo llenan todo. La vela está por consumirse. Desearía enviarte la carta que leyeras y entendieras. Pero en momentos como este siento que la distancia es una convección, que puede ser superada.
Si algún día nuestros caminos vuelven a cruzarse, luchare por que puedas contemplar este bella escena, que puedas entender de algun modo todas las nuevas sensaciones que empiezo a experimentar, desearías que puedas ver el mundo a través de mis ojos. No por que sean diferentes, si no por lo que crea en mi interior.
Recuerdos desde .........
Gaia. 18 de junio de 1721
Ro:
Cómo te describiría está escena. Esta sensación. El calor que me arde dentro y el frío que hiela el exterior.
Cómo podría describirte esta bóveda celeste de verano, este bailoteo intenso y el tintinear sobre mi. Creo escuchar una cancion., Acompañada del susurro del crugir de la madera y contraventanas, un tanto chirriante.
Las palabras se quedan cortas ante momentos así. La inmensidad resulta abrumadora al igual que está sensación de soledad cuando pienso que no estás cerca.
"¿Por que las palabras se nos atascan en la garganta cuando más las necesitamos?"
Mis deambulación es me llevan a este mismo lugar. Esta habitación, en esta misma casa, las causas de mis mayores preguntas y más placenteros sueños.
Una tarde de frío invernal. Rodeados únicamente por nuestro aura, nuestro mismo calor. El día que se grabó a fuego en mi memoria. Los recuerdos se asemejan al cristal, con temor a mirarlos por si quiebran. Uno de los momentos que deseo recordar en cada vida futura. Son muestra pura de lo que vinimos a hacer en esta realidad, estos cuerpos tan densos y pesados, tan cargados de todo. Tan rencorosos como olvidadizos.
Todo se borró durante un breve instante, ni miedos, ni juicios, ni condiciones.
Todo me lleva a preguntarme si lo que sentía surgió o ya estaba ahí. Algún remanente de otra existencia. ¿Por que creo entenderlo aún menos cuánto más lo pienso? Esa parte en negro que se niega a ver la luz.
Las estrellas avanzan. El vacío y las siluetas lo llenan todo. La vela está por consumirse. Desearía enviarte la carta que leyeras y entendieras. Pero en momentos como este siento que la distancia es una convección, que puede ser superada.
Si algún día nuestros caminos vuelven a cruzarse, luchare por que puedas contemplar este bella escena, que puedas entender de algun modo todas las nuevas sensaciones que empiezo a experimentar, desearías que puedas ver el mundo a través de mis ojos. No por que sean diferentes, si no por lo que crea en mi interior.
Recuerdos desde .........
Gaia. 18 de junio de 1721
miércoles, 9 de agosto de 2017
Gaia. 15 de Abril de 1720.
Esa mezcla de máxima euforia y punzante oscuridad. Sintiendo como cada una de ellas tira hacia su propio fin. Incapaz de dejarte llevar a un lado o a otro. Inmerso en ese extraño limbo, tan dividido, tan impotente, aterrado de perder la poca cordura que siento.
Cada uno de los pasos pasos dados no hace más que evocar los peldaños de mi vida a cada cual más oscuro que el anterior. Pero ¿de dónde viene esa felicidad sin razón que parece llegar en cuanto la pienso? Siento que dentro de una misma persona viven dos verdades que luchan por llegar a darme la luz. Una verdad se que me engaña y la otra no tengo ninguna prueba de que sea cierta. Aún así está última se ve brillante, nítida, con una razón y un fin más puro y sincero. Con la otra, son solo mentiras y más mentiras que cada vez están acabando más con nosotros y con lo que de verdad somos. ¿como puedes sentirte seguro si los que juran por tu bienestar son los que te traicionan día tras día?
Ni siquiera se si esto tiene una lógica o simplemente todo lo que tengo dentro está saliendo, mezclado sin orden ni concierto.
Aún así, intento dejarme llevar por esa calidez que noto dentro, que ni sabía que existía antes de conocer las dos verdades. Tal vez está dualidad, esta forma de ver una segunda opción llena de misterio, de posibilidades, de que no somos unos y otros sino un todo, este iluminando mi mente. Siento que se han abierto un sin fin de mundos aunque el fantasma de la locura está muy presente en esta verdad. Entonces, si nuestra mentira es verdad, la cordura y me hace sufrir, y la verdad es una loca mentira, una fantasía que me llena de esperanza, ¿Que hay de malo en estar loco?
Esa mezcla de máxima euforia y punzante oscuridad. Sintiendo como cada una de ellas tira hacia su propio fin. Incapaz de dejarte llevar a un lado o a otro. Inmerso en ese extraño limbo, tan dividido, tan impotente, aterrado de perder la poca cordura que siento.
Cada uno de los pasos pasos dados no hace más que evocar los peldaños de mi vida a cada cual más oscuro que el anterior. Pero ¿de dónde viene esa felicidad sin razón que parece llegar en cuanto la pienso? Siento que dentro de una misma persona viven dos verdades que luchan por llegar a darme la luz. Una verdad se que me engaña y la otra no tengo ninguna prueba de que sea cierta. Aún así está última se ve brillante, nítida, con una razón y un fin más puro y sincero. Con la otra, son solo mentiras y más mentiras que cada vez están acabando más con nosotros y con lo que de verdad somos. ¿como puedes sentirte seguro si los que juran por tu bienestar son los que te traicionan día tras día?
Ni siquiera se si esto tiene una lógica o simplemente todo lo que tengo dentro está saliendo, mezclado sin orden ni concierto.
Aún así, intento dejarme llevar por esa calidez que noto dentro, que ni sabía que existía antes de conocer las dos verdades. Tal vez está dualidad, esta forma de ver una segunda opción llena de misterio, de posibilidades, de que no somos unos y otros sino un todo, este iluminando mi mente. Siento que se han abierto un sin fin de mundos aunque el fantasma de la locura está muy presente en esta verdad. Entonces, si nuestra mentira es verdad, la cordura y me hace sufrir, y la verdad es una loca mentira, una fantasía que me llena de esperanza, ¿Que hay de malo en estar loco?
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