domingo, 24 de febrero de 2019

No lo entiendo. Las dobles morales, las medias verdades, las historias que empiezan cuando deberían acabar. Apestan las emociones, chirrían las palabras, las sombras juegan tranquilamente entre los mares de los sentidos.

Contamos lo mas perverso, lo escandaloso, lo infame y lo transgresor. Atendemos a las reacciones y nos guardamos los detalles... ¿para que? ¿evitar dolor? ¿falta de interés? la necesidad de la superioridad moral que intrínsecamente se remueve en nuestro interior nos sujeta la lengua y nos aprieta el corazón, sin darnos cuenta que en lo mas interno de nuestras almas la comunicación no entiende de palabras, solo de sentimientos, de vibraciones y solo existen las "verdades".
Intenciones confusas, un medio a un fin.

Todo este tiempo se siente como una cuerda, para aferrarse y retorcer, para evitar caer... Las tornas han cambiado y a mi cuello se ha enredado "no importa lo que pase pues mi fin ya he logrado".

La necesidad de desahogarme, escribiendo puedo, que nadie se ofenda si mis palabras hirieron. Es todo teatro ni culpas, ni males sin juicios inciertos, el problema son las medias verdades.

El nudo se suelta ya puedo seguir, soy mi soga y mi cuchillo, mi luz y mi porvenir. Gracias.


24-2-2019 
I.V77