(...)Sus dedos rozaron con suavidad la cicatriz que recorría el costado derecho de aquel chico, deteniéndose en cada curva que hacía en la piel, sintiendo el daño que le hacía el tan solo tenerla ahí. Su mano se deslizó hasta posarse sobre su ombligo, mientras su otra mano acariciaba los dedos finos y la fuerte mano del joven.
Subió por su brazo, siguiendo la forma que marcaban las venas hasta el codo. La dureza de su cuerpo contrastaba con la suavidad de su ser, pero aunque el ni el mismo se diera cuenta, era infinitamente más fuerte por dentro que cualquier persona común, por sonreír cuando todo se volvió en su contra, por aguantar de pie cuando todo en su mundo se desmoronó...
Su mano llegó al cuello, sus dedos se perdieron entre su corto pelo, disfrutando de su suavidad, acariciando su oscuro cabello que contrastaba con su pálida piel.
Le miró a los ojos mientras lo hacía (...) Le devolvió una mirada acuosa, más de lo que recordaba, más de lo normal en aquellos días tan duros.
Quitó la mano de su ombligo y la echó al cuello, abrazándolo fuertemente, aprovechando cada segundo que durase el abrazo, como si el joven se fuese a desvanecer convertido en aire en cualquier momento. Le correspondió al abrazo. Apoyando la cabeza sobre su hombro, cerró los ojos sintiendo su respiración entrecortada, y el fresco olor de su pelo castaño.
(...)Al volver a abrir los ojos, se tornaron como pura agua, reflejando los rayos de luz que entraban por la ventana desperdigándose por toda a habitación, perdiéndose entre los objetos, descubriendo sus formas en suaves sombras proyectadas sobre las paredes. Al volver a abrir los ojos bañados en agua, descendió de ellos una fina y cristalina lágrima, que descendió por su mejilla, rozando la comisura de sus labios, por la barbilla hasta caer sobre el hombro en el que se apoyaba, que apenas pareció notarlo (...)
Este relato se lo dedicó a una persona muy especial en mi vida, un buen amigo mio, que aunque hace apenas un año que nos conocemos, se ha ganado un lugar muy especial en mi corazón. Ha sido la primera persona que ha logrado conocerme del todo, incluso cuando yo ni siquiera sabía quien era, quien me ayudo a reconocerme a mi mismo y quien me enseño que aunque solo me fijaba en lo que odiaba de mi, me enseño a ver todo lo bueno que tenía. Este relato va por él, que no pasa su mejor momento y a quien espero que sepa que puede contar conmigo siempre que necesite a alguien en quien confiar. B.I.D.
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